ARBOLES Y CIUDAD
La mayoría de los árboles y arbustos en las ciudades o
comunidades se plantan por la belleza o sombra que brindan.
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Guarango, árbol nativo |
La mayoría queremos tener árboles a nuestro
alrededor porque nos hacen la vida más agradable. En general, los seres humanos
respondemos a la presencia de árboles no sólo admirando su belleza. En una
arboleda nos sentimos serenos, sosegados, descansados y tranquilos; nos sentimos
como en casa. En los hospitales, las y los pacientes se recuperan más rápido de
cirugías cuando desde sus habitaciones se ven árboles. La estrecha relación
entre personas y árboles se hace más evidente cuando una comunidad de vecinos
se opone a que se talen árboles para ensanchar las calles. O cuando observamos
los heroicos esfuerzos de personas y organizaciones para salvar árboles
particularmente grandes o históricos en una comunidad. El tamaño, fuerza y
resistencia que los árboles le dan a una calidad similar a la de una catedral. Debido
a su potencial de vida larga, con frecuencia se plantan como monumentos vivos.
A menudo nos sentimos unidos de manera personal a aquellos árboles que nosotros
o nuestros seres queridos han plantado.
Laurel de cera |
En la ciudad, la plantación de árboles responde
a muchas finalidades: Demarcar límites y zonas, proporcionar aislamiento o
crear barreras visuales, proteger del viento, del sol o del ruido, embellecer o
dar sombra en espacios de recreo o esparcimiento, como parques y plazas, etc.
Para todas estas finalidades pueden ser utilizados de manera aislada, formando
pequeños grupos, grandes masas o formando alineaciones en calles. En cualquiera
de los casos, será imprescindible poseer el conocimiento del carácter y de las
limitaciones de las numerosas especies que pueden ser utilizadas, así como el
entorno donde se ubicarán (suelo, clima, polución, etc.), pues de esta manera
tendremos una mayor garantía de lograr los fines deseados.
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Nogal, árbol nativo |
Hay que tener en
cuenta que el árbol en la ciudad normalmente está sometido a unas situaciones
de estrés y a unas condiciones medioambientales tan variadas y diferentes a las
que tendría en su medio natural… De lo que se ha visto y se ve, se plantan
árboles en las ciudades como quiera, "alegremente", es decir, sin una
debida planificación, sin una correcta preparación del suelo, sin una adecuada
selección de especies, en la época inadecuada, etc. Todo ello trae consigo,
posteriormente, árboles débiles y/o enfermos, árboles mal anclados al terreno
que caen en cuanto se producen vientos fuertes, árboles podados drásticamente
porque sus ramas estorban a los edificios y viviendas colindantes –o porque no
se tiene ningún criterio-, raíces que invaden cañerías de agua, levantan
pavimentos o agrietan muros, etc., problemas éstos que pueden ser en su mayor
parte perfectamente previstos y subsanados con una adecuada planificación.
Una plantación
mal realizada, a la larga costará más cara, con toda seguridad, que si se
planifica y se lleva a cabo adecuadamente. Por ejemplo, si plantamos árboles a
los que no hay que podar o, a lo sumo, hay que realizarles alguna poda de
mantenimiento cada 3-4 años, ello costará menos que si plantamos árboles que
habrá que podar todos los años por molestar a las fachadas de las viviendas.
Pues a pesar de parecer ello tan evidente, nos encontramos con demasiados casos
en los que se obstinan por plantar especies no adecuadas.
Beneficios
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Pumamaquí, árbol nativo. |
Aún si los árboles son propiedad privada, a
menudo por su tamaño pasan a ser parte de una comunidad. Debido a que muchos
árboles ocupan un gran espacio, la planificación será necesaria para que tanto
usted como sus vecinos se beneficien de ellos. Con una selección y
mantenimiento adecuados, los árboles pueden funcionar y resaltar una propiedad
sin infringir los derechos y privilegios de sus vecinos. Los árboles de las
ciudades a menudo cumplen diversas funciones de tipo arquitectónico o de
ingeniería. Dan privacidad, enfatizan vistas u ocultan aquellas que son
desagradables. Reducen la luz intensa y los reflejos indeseados o molestos.
Dirigen el tránsito peatonal. Proporcionan vistas, o suavizan, complementan o
realzan la arquitectura. Los árboles proporcionan elementos naturales y
hábitat para la vida silvestre en los alrededores urbanos, aumentando la
calidad de vida de los residentes de las comunidades.
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Arrayán de Quito |
Los árboles alteran el ambiente en el que
vivimos moderando el clima, mejorando la calidad del aire, conservando agua y
dándole albergue a la vida silvestre. El control del clima se obtiene al
moderar los efectos del sol, el viento y la lluvia. Sentimos más fresco cuando
estamos a la sombra de árboles y no expuestos a la luz directa del sol. La
velocidad y dirección del viento se pueden modificar por los árboles. Cuanto
más denso sea el follaje de los árboles, mayor será la influencia del
cortavientos. La caída directa de la lluvia, nieve o granizo primero se absorbe
o se desvía por los árboles, dando protección a personas, animales y edificios.
Los árboles interceptan el agua, almacenan parte de ella, reducen el
escurrimiento excesivo causado por las tormentas y la posibilidad de
inundación. El rocío y las heladas son menos habituales debajo de los árboles porque
el suelo libera menos energía radiante por la noche en dichas áreas. La
temperatura es más fresca en la proximidad de los árboles que lejos de éstos.
Cuanto más grande sea el árbol, mayor será el enfriamiento. Mediante el uso de árboles en las ciudades
podemos moderar el efecto de isla de calor causado por el pavimento y los
edificios. Se puede mejorar la calidad del aire mediante el uso de árboles,
arbustos o césped. Las hojas filtran el aire que respiramos, removiendo el
polvo y otras partículas. La lluvia arrastra la contaminación hacia el suelo.
Las hojas absorben el dióxido de carbono del aire para formar hidratos de
carbono que son utilizados en la estructura y las funciones de la planta. En
este proceso las hojas también absorben otros contaminantes del aire como el
ozono, monóxido de carbono y dióxido de sulfuro, y liberan oxígeno. Al plantar
árboles y arbustos, volvemos a un medio ambiente más natural y menos
artificial. Los pájaros y otros animales silvestres son atraídos a dicha área.
Los ciclos naturales de crecimiento, reproducción y descomposición de la planta
vuelven a estar presentes, tanto en la superficie como debajo de la tierra. Se
restablece la armonía natural con el ambiente urbano.
Chévere y didáctico
ResponderEliminarMe gustó y me parece educativo
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